LOS CUENTOS Y EL DESARROLLO DE LA INTELIGENCIA EMOCIONAL

La inteligencia emocional es la capacidad para entender y gestionar las emociones, tanto propias como ajenas, el autocontrol, la empatía, el entusiasmo,

la perseverancia, la capacidad para motivarse uno mismo y la resiliencia o capacidad para soportar las frustraciones y el dolor. 

En este artículo veremos cómo los cuentos son un instrumento básico para el desarrollo de la inteligencia emocional, que tanto renta en la vida, que tanto se habla de ella y que tan poco se atiende en la sociedad actual.

 

  • Los cuentos permiten al niño conocer otras vidas, que, de alguna manera, acaban haciendo suyas.
  • El niño, al leer, se tiene que meter en la piel de los protagonistas, un ejercicio que le ayuda a identificar y comprender mejor los sentimientos, tanto propios como ajenos.
  • El niño se identifica con el comportamiento de los protagonistas o lo rechaza.
  • El niño adquiere conciencia de su mal comportamiento al verlo reflejado en un cuento.
  • Al niño le ayuda saber que otros niños tienen sus mismos conflictos y ver cómo los gestionan y solucionan. 
  • Saber que otros niños tienen sus mismos conflictos les ayuda a no sentirse bichos raros.
  • A través de los cuentos el niño libera frustraciones y ansiedades. Además juegan un papel catalizador de los miedos infantiles. 
  • Los cuentos desarrollan la sensibilidad del niño.
  • Los bebés nacen con un gran descontrol emocional: pasan de la risa al llanto en cuestión de segundos. Y contemplar las emociones en un cuento les ayuda en gran manera a detectar sus propias emociones en las caras del protagonista. 

 

 

Los CUENTOS DE PEPONCETE Y OSETE tienen todos los elementos necesarios para favorecer el desarrollo de esta inteligencia. 

 

1.- El tamaño enorme de las imágenes permite que el bebé pueda identificar los gestos de la cara que reflejan las distintas emociones: sorpresa, asombro, enfado, llanto, felicidad, miedo, fastidio, pillería… A algunos les resulta tan real Peponcete, que le dan besitos.

2.- En todos los cuentos hay un conflicto que deben resolver:

a) En el libro-manta Osete le cambia a Peponcete sus manos y sus pies y se toma su biberón.

b) En “Quien ríe último, ríe mejor”, Osete le hace trastadas a Peponcete, hasta que este decide tomar cartas en el asunto.

c) En “¡Y yo más!” Peponcete y Osete se traen un pique para ver quién hace más ruido. Pero al final deciden que es más divertido tocar juntos el piano.

3.- En todos los cuentos se ve la gran amistad y camaradería que existe entre Peponcete y Osete, no exenta de peleas y pequeñas rencillas, como ocurre en la vida real.

4.- Nuestros personajes son de carne y hueso, con sus conflictos, su personalidad y sus demonios, no modelos de perfección inimitables. Por ejemplo, Osete es capaz de hacer rabiar a Peponcete, pero también de sorprenderlo montándole un espectáculo de circo. Como también es capaz de hacerle trampas metiéndose unos corchos en los oídos para no escuchar el ruido que hace. 

5.- En todos los cuentos hay mucho humor, lo cual enseña al niño lo importante que es desdramatizar. El humor es un elemento clave en la vida.

6.- Los personajes son entusiastas: Peponcete aplaude con muchas ganas cuando Osete le devuelve el biberón. Y ponen gran empeño en todo lo que hacen. 

7.- En todas las historias hay un punto de ternura.  

8.- En cada libro la psicología de Peponcete va evolucionando en función de las distintas etapas del desarrollo del niño y Osete le da muy bien la réplica con su punto gamberro. 

 

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